martes, 24 de julio de 2012

11.11.11

Tu percepción de la realidad se vuelve falsa, incierta. Cambia con tus ideales. Ya no ves lo que es en sí mismo, ahora ves lo que quieres. Una vez más tu mente te demuestra que es ella quien domina a tu cuerpo. Y no al revés. Algo tan simple como percibir lo que se encuentra ahí mismo se vuelve una tarea sumamente complicada. Como si de un ciego y sordo a la vez se tratase, te ves incapaz de percibir la realidad tal y como es. Tu sistema límbico toma el control sobre todas tus funciones superiores y ya no eres tú mismo. Te has vuelto un ser básico, guiado por tus instintos, un reflejo de tus antepasados, has mandado a la mierda a la razón y a todos estos años de evolución que hicieron de nosotros algo distinto del reino animal. Eres un fantasma, un zombie, algo que vive por y para otro algo, que no atiende a razones, que sólo desea el bien de un organismo distinto al suyo. Ahora tu supervivencia se ha vuelto algo secundario. Desafiando toda la filosofía que ponía la propia existencia como algo prioritario, tú la has mandado a tomar por culo. Ya no te importas tú mismo, ya no te importan los demás. Ahora sólo te importa un organismo formado por carbono y agua pero que no es el tuyo. Si es que alguna vez tuviste psique, ya no te pertenece. 

Sin quererlo, te has enamorado.